A veces sorprende como el tiempo pasa y no hay forma de detenerlo. No le prestas atención pero cuando intentas hacer un resumen los últimos acontecimientos te das cuenta de que ha pasado demasiado rápido. Quizá haya pasado lo debidamente rápido, pero para ti es demasiado.
Eso sucede normalmente cuando estás en equilibrio contigo mismo; cuando no tienes que luchar cada día contra tus miedos, tus preocupaciones; cuando todo parece diseñarse a tu paso para facilitarte el camino.
Por supuesto hay cosas. Pero si intentas tener tus cosas controladas, las demás que te influyen serán llevaderas o te las tomarás de forma distinta, con más tranquilidad. Así que no veo por qué no podemos dejar a un lado primero los problemas de los demás, centrarnos en nosotros mismos y, después, conseguir la armonía con el entorno.
Porque cada paso que se da es siempre más fácil si se da con decisión