Me hastía la rutina que se cierne sobre mí en cuanto al día a día universitario y el trabajo, este segundo menos, depende del día. Recuerdo el año pasado (y creo que cada año pasa lo mismo) que contaba los días que faltaban para tener las "vacaciones de Navidad" tan deseadas (luego al final siempre acabas haciendo cosas en Navidad). Ahora he empezado mi cuenta atrás: por suerte a tan solo dos semanas del tan esperado evento, por llamarlo de algún modo.
Me gustan las luces en las calles, ver como la gente compra mientras yo ni siquiera miro y el sentir que las personas por unos días se autoengañan y creen que son más felices. No es que desprenda pesimismo sino que normalmente los demás desprenden más positivismo en Navidad de lo que les es habitual. Sonrisas, felicidad, más dedicación a los pequeños, más buen rollo por decirlo así. Y es especialmente remarcable porque en invierno la gente suele estar... fría.
Los problemas se desvanecen, se escuchan canciones que en otro momento nos hubiesen parecido horribles, nos entra ese alarde de generosidad materialista.
Y yo me pregunto entonces... ¿no podía ser Navidad todo el año? Obviamente sin los compromisos familiares y las fiestas respectivas intercalando toda la semana (las podían haber hecho juntas).
Ariel y yo compartiremos nuestra primera Navidad juntos donde intentaremos sortear esos fabulosos compromisos para poder estar juntos el máximo tiempo posible. Obviamente tendremos toda esa felicidad y generosidad en nosotros, pero no solamente ahora, sino el resto del año.
Porque te quiero. 'Cause I love you.
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