martes, 13 de octubre de 2009

Las mujeres que no aman a los hombres

"Aún así, había empezado a sorprenderse a sí mismo con fantasías inapropiadas sobre X y reconocía que no se sentía del todo indiferente cerca de ella. Pero la atracción, pensaba Y, radicaba en que X le parecía un ser extraño. Podría haberse enamorado perfectamente del cuadro de una ninfa griega. X representaba una vida irreal, que le fascinaba, pero que no podía compartir y en la que, de todos modos, ella le prohibiría participar".

(...)

"A veces, Y se sentía tan irritado por su falta de respuesta emocional que le entraban ganas de agarrarla y sacudirla para traspasar su coraza y ganarse su amistad o, por lo menos, su respeto".

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