martes, 9 de marzo de 2010
Como cuando nieva...
No pasa nada. Es como cuando nieva.
El primer día te hace ilusión: no haces más que mirar la nieve, pensando en el momento en salir a la calle y revolcarte en ella; te encanta sentir el frío, es divertido. Incluso la usas como excusa para hacer un poco el crío.
El segundo día empiezan los problemas: la nieve se empieza a deshacer y aparecen algunas placas de hielo. No se ven y son traicioneras. Resbalan, dan miedo y están por todos lados. El frío empieza a molestar: las manos duelen, la nariz se te pone roja y empiezas a no sentir los pies.
Y el tercer día deseas que salga el sol, que todo vuelva a la normalidad. Deseas con todas tus fuerzas sentir los rayos en tu piel, ver con claridad las cosas, caminar con seguridad allá donde quieras y como quieras.
No pasa nada. La vida es así. La pregunta es... ¿sale el sol cuando tanto lo deseas?
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