Siempre me han gustado las serpientes; no sé cómo no lo había visto antes. Y de repente ahí estaba: frente a la más peligrosa de ellas. De un tamaño de unos 3 metros de altura me ofrecía su
black dance manteniéndome inmóvil ante ella. Buscaba venganza. Yo no era Bill pero apenas le importaba, si me había puesto en su camino. E iba a cobrarse el precio de entrada tarde o temprano.
"Revenge is a dish best served cold"
La venganza nunca es un camino recto. Es un bosque. Y, como en un bosque, es fácil perderse. Perderse y olvidar de dónde veníamos.