Han pasado dias desde que escribí mis últimas palabras y en realidad es posible que se hayan resuelto la mayoría de dudas que habia planteado como juego en mis entradas. Pero no os había contado nada porque me apetecía reírme un tiempo mientras escribía lo siguiente..
Cuando dejas que la rutina envuelva los acontecimientos diarios, nada parece excepcional y todo se normaliza. Sí, un traje gris, mi color favorito. ¿Y qué?
Qué difíciles son las relaciones personales!, diría yo. Pero no es cierto, a mí me parecen bastante simples. Y la simplicidad de las cosas está en saber que lo que hacemos hoy por impulsos tendrá consecuencias que quizá mañana no podamos borrar. ¿Qué nos empuja a ser tan impulsivos? ¿Nos creemos invencibles? ¿Nuestro ego se aburre? No se puede caminar por la pasarela de la estabilidad pegando botes. No se pueden tirar los dados si no estamos dispuestos a jugar; si cuando vayamos perdiendo la partida nos levantaremos dando un golpe en la mesa y desmontando el tablero. Si se juega se ha de jugar hasta el final.
Yo me he tumbado estos días en el sofá de la felicidad para ver como otros juegan sus partidas. Yo no pienso dejar nada en manos del azar. Cuando juegue, lo haré de verdad.
viernes, 5 de junio de 2020
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