Hay momentos en la vida que es necesario desplazarte de aquello que te causa dolor para sentir bienestar. Uno ha de saber decidir qué le aporta algo ahora y qué se lo aportará mañana. No puedo decir que la decisión de huir de lo dañino sea la correcta, pero no tengo ganas de luchar batallas que no me pertenecen: ya tengo suficiente con las mías.
Me sentaré a jugar al Diablo 3 y mataré unos cuantos esbirros del demonio y entonces me sentiré bien, llena de espíritu y vitalidad y podré mandar el resto de cosas al lugar donde deberían estar.
Porque al final (del día, de lo que sea) me pararé a pensar y realmente estos pequeños momentos de bienestar serán los que merezcan la pena.
domingo, 3 de junio de 2012
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